Un gran artista puede provenir de cualquier lugar.
Hemos vuelto a Petit Comité
Hemos vuelto a Petit Comité, esta vez a fotografiar en su cocina, la sala de máquinas de este atípico y exitoso restaurante situado en el centro de Sevilla. Cuando nos referimos a la cocina como sala de máquinas lo hacemos en dos partes; una parte por todas las acepciones que esta comparte con los significados que la palabra ´sala ´tiene en el diccionario y por otra parte por los auténticos máquinas que allí gobiernan.
Vamos por partes. En el diccionario de la lengua española se puede leer:
sala
- Habitación principal de la casa.
- En un edificio público, habitación de grandes dimensiones.
- Edificio o local destinado a fines culturales. Sala de exposiciones.
- Pieza donde se constituye un tribunal de justicia para celebrar audiencia y despachar los asuntos a él sometidos.
- Conjunto de magistrados o jueces que tiene atribuida jurisdicción privativa sobre determinadas materias.
Y es que indudablemente la habitación principal de esta casa, allí donde se produce la magia y donde se cuece la esencia del buen gusto es la cocina. Cada tintineo de un plato listo es la señal de salida que avisa al público de cada viaje rumbo a las más extraordinarias dimensiones gastronómicas. Esta cocina es cultura porque si alguien disfruta comiendo es porque sabe disfrutar de esas cosas que hacen de la vida algo un poco mejor. Esta cocina es una audiencia para todo aquel que reclama la receta de la finura, la delicadeza y la cortesía.
Por otra parte va lo de máquinas. Un equipo de profesionales que cada día encienden fogones y acompasan sus latidos para que palpite el corazón de Petit Comité.
Queremos recordar las palabras de Mr. Ego, el genial crítico del film Ratatuille. Palabras que escuchadas con el tono adecuado que le da Peter O’Toole, nos emocionaron, de tal forma, que uno suscribe punto por punto, todo lo que dice Mr. Ego. Y es que ciertamente, cuando algo te sorprende y emociona de la manera como lo hace este grupo de profesionales al servicio de una cocina, lo normal es caer rendido a sus pies. Porque no hay mayor verdad, que un gran artista puede provenir de cualquier lugar.
Las palabras de Mr. Ego son las siguientes
El trabajo del crítico es sencillo en más de un sentido. Arriesgamos muy poco, y sin embargo usufructuamos de una posición situada por encima de quienes someten su trabajo y su persona a nuestro juicio. Prosperamos gracias a nuestras críticas negativas, que resultan divertidas cuando se las escribe y cuando se las lee.
Pero la cruda verdad que los críticos debemos enfrentar es que, en términos generales, la producción de basura promedio es más valiosa que lo que nuestros artículos pretenden señalar. Sin embargo, a veces el crítico realmente arriesga algo, y eso sucede en nombre y en defensa de algo nuevo.
Anoche experimenté algo nuevo, una comida extraordinaria hecha por alguien único e inesperado. Decir que ese plato y su cocinero pusieron a prueba mis preconceptos equivaldría a incurrir en una subestimación grosera, cuando lo cierto es que ambos lograron conmover lo más profundo de mi ser.
Antes de este suceso, nunca escondí mi desdén por el lema del Chef Gusteau: “cualquiera puede cocinar”. Pero, me doy cuenta, recién ahora comprendo sus palabras. No cualquiera puede convertirse en un gran artista, pero un gran artista sí puede provenir de cualquier lugar.